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TEXTOS DE LA BENDICIÓN DEL AGUA EN LA VIGILIA PASCUAL

V/. El Señor esté con vosotros.

R/. Y con tu espiritu.

Oremos.

Dios omnipotente y eterno, asistid a estos misterios de vuestra gran piedad, asistid a estos sacramentos y envied el Espíritu de adopción para reengendrar a los nuevos pueblos que van a naceros en la fuente bautismal, para que cuanto realicemos en nuestro humilde ministerios sea perfeccionado por vuestra gracia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios

Por los siglos de los siglos.

R/. Amén.

V/. El Señor esté con vosotros.

R/. Y con tu espíritu.

V/. Levántemos el corazón.

R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V/. Demos gracias al Señor nuestro Dios.

R/. Es justo y necesario.

Ciertamente es digno y justo, equitativo y saludable, que siempre y en todas partes te demos gracias, Señor Santo, Padre todopoderoso, Dios eterno. Que con invisible poder, y por modo admirable, obras el efecto de tus sacramentos; y aunque nosotros seamos indignos de administrar tan grandes misterios, Tú, sin embargo, no abandonando los dones de tu gracia, te dignas oír favorablemente nuestras súplicas. Oh Dios, cuyo Espíritu, en el principio del mundo, fue llevado sobre las aguas, para que ya, desde entonces, la naturaleza del agua concibiera una virtud santificante. Oh Dios, que lavando con las aguas los pecados del mundo corrompido, trazaste en el mismo diluvio un símbolo de la regeneración, haciendo que un mismo elemento fuese, misteriosamente, fin de los vicios y origen de las virtudes. Mira, Señor, a esta tu Iglesia, y haz que sean en ella muchos los regenerados, Tú, que con el torrente de tus gracias, alegras tu ciudad, y abres las fuentes del Bautismo en todo el orbe, para renovar las naciones; a fin de que, al mandato de tu majestad, reciban la gracia de tu Unigénito Hijo por virtud del Espíritu Santo.

Que ese Espíritu se digne fecundar, por una misteriosa unión de su divina gracia, esta agua preparada para la regeneración de los hombres; de suerte que, habiendo concebido la santificación esta divina fuente, brote de su seno inmaculado una raza celestial, una criatura renovada: y que la madre-gracia dé a luz una misma infancia a todos aquellos que se diferencian, ora corporalmente por el sexo, ora temporalmente por la edad. Manda, pues, oh Señor, que huya lejos de aquí todo espíritu inmundo; y que desaparezca toda maligna influencia del demonio. No se entrometa en este lugar poder alguno del enemigo, ni ande alrededor acechándolo, ni se cuele en él furtivamente, ni corrompa estas aguas con su ponzoña.

Sea esta santa e inocente criatura de agua, libre de todo ataque del enemigo, y purificada por la exclusión de toda malicia. Sea una fuente viva, un agua regeneradora, una onda purificante; de suerte que, todos los que han de lavarse en este saludable baño, consigan, por la operación del espíritu Santo, la gracia de una perfecta pureza.

Por esto te bendigo, oh criatura de agua, por el Dios † vivo, por el Dios † verdadero, por el Dios †santo; por el Dios, que en el principio, con su palabra, te separó de la tierra, y cuyo espíritu fue llevado sobre ti.

El cual te hizo brotar de la fuente del Paraíso, y, dividida en cuatro ríos, te mandó regar toda la tierra. El cual, convirtiéndote de amarga en dulce, en el desierto, te hizo potable, y te sacó de una roca para su pueblo sediento. Ben†dígote, también, por Jesucristo, su único Hijo y Señor Nuestro, el cual, en Caná de Galilea, por un prodigio admirable de su poder, te convirtió en vino. El mismo caminó sobre ti a pie enjuto, y en ti fue bautizado por Juan, en el Jordán. Él te hizo salir de su costado, mezclada con sangre; y él también mandó a sus discípulos que en ti bautizasen a los que creyesen, diciéndoles: «Id, enseñad a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo».

Y tú, oh Dios todopoderoso, asístenos bondadoso a los que debemos cumplir estos preceptos; dígnate enviarnos tu Espíritu.

Bendice Tú con tu boca estas simples aguas, para que a más de la virtud natural que tienen para lavar los cuerpos, valgan también para purificar las almas.

Descienda sobre toda la pila la virtud del Espíritu Santo

Y fecundice toda esta masa de agua, dándole una virtud regeneradora.

Sean aquí borradas las manchas de todos los pecados; y la naturaleza, creada a tu imagen y restablecida a su primitiva dignidad, sea aquí purificada de todas las inmundicias del hombre viejo; de suerte que, todo hombre que venga a este Sacramento de regeneración, renazca a una nueva infancia de verdadera inocencia.

Por Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos, y a destruir al mundo por el fuego.

R/. Amén

Sea santificada † y hecha fecunda esta fuente por el Óleo de la salud, para los que de ella renacen a la vida eterna.

R/. Amén

La infusión del Crisma de nuestro Señor Jesucristo y del Espíritu Santo Consolador, se haga en nombre †de la Santa Trinidad.

R/. Amén.

Que la mezcla del Crisma de santificación, del Óleo de unción y del agua del bautismo se haga también en nombre del Pa†dre, y del Hi†jo, y del Espíritu † Santo. Amén.

R/. Amén